Es un tratamiento de exfoliación mecánica, es decir, se trata de eliminar las células muertas de las capas más externas de la piel.
Para ello se usa un aparato especial que tiene unas puntas de diamante que arrastran las células muertas al recorrer la zona a tratar. Además, el equipo también se encarga de aspirar esas células muertas y las recoge en un filtro especial.
El aplicador tiene puntas de diferente tamaño, diámetro y dureza en función de la zona a tratar.
Beneficios de la dermoabrasión con puntas de diamante
Es un tratamiento no invasivo que tiene múltiples efectos:
- Mejora la apariencia, la luminosidad y el tono de la piel
- Fomenta la regeneración celular estimulando la producción de colágeno y elastina
- Elimina cicatrices de acné y espinillas
- Mejora la elasticidad de la piel, logrando reducir la apariencia de arrugas.
- Reduce el daño producido por el sol.
- Reduce el tamaño de los poros.
Por tanto, este tipo de tratamientos está indicado para personas con acné, poros abiertos, granos (no inflamados) o pieles grasas en general. También para personas que presenten manchas en la piel por la edad o por exceso de exposición al sol.
Sin embargo, no debe aplicarse este tratamiento en zonas inflamadas, sobre cortes o heridas, marcas de nacimiento, zonas infectadas, angiomas, etc. Tampoco usar sobre lunares, melanomas o en zonas muy sensibles como labios o párpados.
Duración y frecuencia de un tratamiento
Una sesión de este tipo de tratamientos suele durar unos 50 minutos. En cuanto a la frecuencia, en general será de una vez a la semana o cada 15 días, aunque también dependerá de la zona y los resultados a obtener:
Cabe destacar que tras la primera sesión ya se pueden ver los primeros resultados del tratamiento y que se puede aplicar en cualquier época del año.